Cambridge in Colour es una página web con numerosos tutoriales sobre fotografía digital, creada por Sean McHugh mientras era estudiante de doctorado en Ingeniería Química en la Universidad de Cambridge. Sean es miembro de la Cambridge University Photographic Society y su perfil científico facilita que sus explicaciones sobre tecnología de imagen se mantengan alejados de los típicos tópicos con que acostumbran a resolverse las dudas en este ámbito. La página en cuestión es un ejemplo de éxito desde hace ya unos años.
La semana pasada recibí una solicitud de Sean McHugh para votar en la elección de una portada para un libro de próxima publicación. La elección se hacía a través de la plataforma 99designs. El sistema consiste en pagar una precio que en este caso es de $499 para a cambio recibir noventa y nueve propuestas de diseño con los elementos que uno considere necesarios y adecuados a la aplicación, como imágenes, título, elementos gráficos, etc. La idea, desde el punto de vista del cliente, es disponer de muchas opciones de diseño a partir de unos mismos elementos sin limitaciones de ámbito territorial, es decir, sin restringirse a los diseñadores que uno pueda conocer o a los que pueda tener acceso inmediato. Desde el punto de vista de los diseñadores gráficos que participan en el programa, les permite acceder a propuestas de clientes que de otro modo no conocerían y más allá de su ámbito de trabajo habitual. Ignoro si el sistema es rentable para los diseñadores, aunque si participan se supone que sí. Ignoro si les sirve sólo para acceder a un porfolio y hacerse un lugar en un ámbito muy competitivo. Todo esto habría que conocerlo desde dentro.
Lo que sí me ha llamado la atención es la multitud de combinaciones que con los mismos elementos han estado a disposición de los votantes y del propio Sean McHugh para escoger la que se considere más adecuada. Resulta difícil plantearse que un sólo diseñador al que se encargue el trabajo pueda permitirse el lujo de hacer no ya noventa y nueve propuestas, ni siquiera la cuarta parte. Obviamente, esto es un negocio y el que seguro que no sale perdiendo es en primer lugar el cliente y en segundo lugar la plataforma 99Design. Aún a riesgo de considerar que podría tratarse de una forma de explotación, no dejan de ser interesantes las nuevas posibilidades que el sistema ofrece por lo que se refiere a la relación cliente-profesional.
En realidad, la plataforma actúa o podría actuar como un agente del diseñador sólo que con un ámbito de actuación global, que no es poco. La plataforma, en tanto que agente, dispone de multitud de profesionales para responder a un encargo. El diseñador accede a un mercado mucho más amplio sin realizar ninguna gestión. Todo el que trabaje como profesional autónomo sabe cuánto tiempo se pierde/emplea en gestión y cómo de difícil resulta sacar rentabilidad a este tiempo incluyéndolo en la facturación. Por otra parte, mantener visibilidad en el mercado es algo que también tiene un coste que hay que asumir si se quieren aprovechar los pocos o muchos éxitos profesionales que se consigan.
En relación con el ámbito que me ocupa, la Fotografía, no sé si existen plataformas similares aunque estoy casi seguro que sí. El caso es que me parece que este sistema ofrece algunas ventajas sobre la fotografía de stock o de agencia. Se trata de la posibilidad de trabajar no para ver si aparece por el mundo una necesidad de la imagen que yo he realizado, sino de trabajar en una propuesta de imagen acotada y delimitada por unas necesidades perfectamente definidas. Además, todo el trabajo que supone acordar estas necesidades y describirlas adecuadamente, lo hace la plataforma-agencia sin la barrera que a veces supone que el profesional interrogue demasiado al cliente sobre su idea y pueda acabar dando la sensación de que no está comprendiendo lo que se le pide.
No hay mayor frustración en una conversación entre profesional y cliente como cuando a una pregunta del fotógrafo sobre cómo afrontar tal o cual característica de la imagen, el cliente responde con algo así como: “Sí hombre, tu ya sabes a lo que me refiero…, una de esas cosas que hacéis los artistas. Ponle un filtro de esos que usáis…, que quede diferente”. De mi etapa como profesional tengo mejores y peores recuerdos por lo que a las imágenes se refiere. Los recuerdos sobre este tipo de conversaciones, en cambio, siguen presentes como algo que si hubiese tenido la oportunidad de hacerlo, me habría ahorrado. Sólo para ser un poco más feliz.
En fin, un tema para debatir. Habrá opiniones para todos los gustos. Por mi parte, si me lo miro ahora con la perspectiva de alguien que ya no es un profesional, es decir, desde la perspectiva de cliente, sólo sé verle ventajas. Si hago hipótesis sobre cómo lo vería siendo aún profesional, estoy seguro que lo probaría. Sobre todo si no me sobrase el trabajo.