Con el post Lo Bueno se Hace Esperar, del pasado mes de junio, daba inicio a esta sección del blog sobre fotograbado. En él explicaba algunas de las razones que me habían inducido a adentrarme en la práctica de este sistema de impresión de imágenes fotográficas y terminaba diciendo textualmente: “…empieza el largo camino que siempre hay entre la idea de hacer algo y la obtención de un resultado que uno se atreva, como mínimo, a mostrar”. Con esta frase, dicha después de recabar y leer una buena cantidad de información sobre el tema y de asistir al curso Photogravure au photopolymère avec morsure, en el Atelier Genevois de Gravure de Genève, expresaba la incertidumbre que sentía acerca de algunas dificultades que había podido intuir. A partir de las informaciones a menudo contradictorias publicadas al respecto, resultaba evidente que no había un consenso claro sobre el mejor procedimiento para trabajar con esta técnica.
Ahora, seis meses después y como resultado de un buen número de pruebas, tengo un resultado que aunque no considero ni mucho menos definitivo, “me atrevo, como mínimo, a mostrar”. Durante todo este tiempo he pasado por diferentes estadios que van desde la sensación de no estar comprendiendo nada acerca de la utilidad de algunos de los procedimientos recomendados, a la necesidad de insistir a pesar de estar sacando unas conclusiones incluso contradictorias con algunas de las informaciones disponibles sobre esta técnica. Todo este trayecto y el que todavía me queda por recorrer se ha convertido en una actividad casi mono-temática, algo tediosa a veces, pero apasionante cuando la hipótesis de trabajo y el resultado van de la mano. De todo ello iré dando cuenta en sucesivos post de esta sección.
De las varias opciones disponibles por lo que se refiere al uso de foto-polímeros como sustrato protector del grabado de la plancha, el escogido ha sido el film Puretch. Este film, de sólo 15µm de espesor, permite utilizarlo exclusivamente con esta finalidad, procediendo a realizar el grabado al hueco en el cobre, con el mismo método que en la técnica clásica denominada al aguafuerte. Este sistema proporciona al final del proceso una matriz metálica, la plancha de cobre grabada, con estabilidad dimensional y una perdurabilidad en el tiempo más que razonable si se la protege adecuadamente. Por el contrario, les sistemas que utilizan el propio foto-polímero para grabar el hueco, tanto en planchas preparadas disponibles en el mercado como laminando planchas de material rígido con filmes de diversos espesores, dejan como matriz de estampado el foto-polímero endurecido. Este material, aunque según algunos autores presenta una estabilidad dimensional suficiente para la obtención de un centenar o más de estampas, no ofrece una garantía de perdurabilidad a largo plazo, como sucede con buena parte de los compuestos agrupados en la denominación genérica de plásticos.

Una vez decidido el substrato protector de la plancha y a tenor de las dificultades que experimenté ya desde el inicio de las primeras pruebas, he trabajado sólo con dos imágenes. Un test de escala de grises y una imagen pictórica con una buena gama tonal. El test de grises permite analizar de una forma repetible y objetiva la respuesta del sistema a los diversos cambios de procedimiento que se van introduciendo. Quiero remarcar que un test de este tipo es muy importante pues el número de variables del proceso es numerosa y por lo tanto, la combinatoria resultante es elevada. Por ello, no es una buena práctica confiar el juicio sólo al uso de imágenes pictóricas ya que el contenido de las mismas puede condicionar el análisis. A pesar de que diversas fuentes del ámbito del fotograbado recomiendan algunos test de grises para esta técnica, la mayoría de los propuestos están derivados del calibrado de película y sistemas de impresión inkjet o fotográficos con gamas tonales muy amplias, por lo que no resultan adecuados a la gama tonal relativamente restringida del fotograbado. Por ello y basándome en algunos test específicos del ámbito de las Artes Gráficas, preparé el que se muestra en la Fig., 1.
La región principal del test comprende la gama tonal de 8bit dividida en 25 escalones. En cada uno de ellos se indica el valor de gris en la escala de 0 a 255, así como el porcentaje (%) de cobertura de tinta correspondiente. En la parte inferior izquierda, la misma escala está representada con sólo 5 escalones. Ello permite, en algunos casos, un análisis más rápido de lo acontecido en las regiones tonales principales. A la derecha y en sentido vertical, se ubica un degradado continuo con la misma escala tonal de 8bit. En él pueden localizarse con facilidad posibles fenómenos de posterización de tonos. Este degradado se puede utilizar además para trazar gráficos de valor de gris de píxel que permiten ver la respuesta de conjunto del sistema; para ello hay que reproducir fotográficamente el resultado de la estampa y analizar la imagen resultante en un programa adecuado de procesado de imagen. Finalmente, el texto de la parte inferior, proporciona información sobre el propio test a la vez que permite comprobar la eficacia del tramado previo de la plancha que se realiza con el fin de facilitar una buena reproducción del negro plano sin textura. También puede comprobarse en el texto la nitidez de los bordes de máximo contraste.

La imagen pictórica empleada para ir corroborando los resultados de las diferentes pruebas y planteamientos de procedimiento, es la que se muestra en la Fig., 2. El archivo original procede de una captación con una cámara Nikon D700 en formato raw. Dicho archivo se ha procesado tal y como se haría con cualquier imagen editada a partir de una captación de cámara y se le han aplicado las correcciones de tono y contraste que se han considerado oportunas para obtener el resultado estético deseado.
La reproducción de la estampa aquí mostrada es el mejor resultado conseguido hasta la fecha. En el original, la mancha imagen tiene unas dimensiones de 11,5 x 15,5cm. Este tamaño se decidió para poder realizar las diferentes y numerosas pruebas sobre planchas de cobre de 12,5 x 16,5cm, un compromiso entre el tamaño de la imagen y el coste económico. Haciendo click en la Fig., 2 se accede a una versión ampliada que si se visualiza en una pantalla con unos píxeles de aproximadamente 0,25mm, alcanza una tamaño similar al original.
Observando esta ampliación se constata que las zonas correspondientes a las luces y los tonos medios presentan una reproducción razonable de la escala tonal. Por el contrario, las sombras son todavía bastante planas y sin textura. Hasta donde he podido observar en otros trabajos, éste es un problema frecuente en el fotograbado. Es pues, el aspecto que hay que intentar mejorar en próximas pruebas. Por razones demasiado complejas como para desarrollarlas en este primer comentario, el uso de foto-polímero comporta la necesidad de imprimir el positivo en modo binario. A partir de esta premisa se establece una estrecha relación entre la gama tonal necesaria, las características de la impresora que se utilice para la elaboración del fotolito positivo, la resolución del archivo de imagen y la resolución del fotolito positivo. Si bien para las zonas de luces y tonos medios existen diversas combinaciones que permiten alcanzar resultados satisfactorios, en las sombras concurren varios condicionantes que dificultan la separación de tonos. Aunque en este aspecto hay algunas hipótesis de trabajo en proceso de prueba, todavía no estoy en disposición de mostrar resultados que las validen.
Hola Carles. Utilizaré tu experiencia para retomar mi formación en el taller de Alfonso Crujera. Hemos compartido un par de apreciaciones sobre el tratamiento de las transparencias, positivas y negativas, para su uso en grabados, y como mi interés es generar planchas mediante electrólisis usaré los datos que aportas, si no te importa. Supongo que la rampa de tonos neutros a 8 bits está generada en un programa de edición de imagen.
Saludos
Jose Bueno
Gracias José. He estado curioseando en la web de Alfonso Crujera. Un trabajo muy interesante. La parte de grabado electrolítico me interesa especialmente pues creo que podría tener algunas ventajas en el caso del fotograbado de imagen fotográfica que, como sabes, es el apartado que me interesa especialmente, sin descartar otros campos a explorar. En sucesivos post explicaré los procedimientos que estoy utilizando y siempre que sea posible, las bases en que se sustentan las decisiones tomadas en cada caso. El test de escala de grises lo he generado inicialmente en Photoshop en modo RGB. Hacerlo en RGB, permite controlar mejor el valor de gris adjudicado a cada parche de gris. Después lo paso a Grayscale en el programa ImageJ. Esto la hago porque Photoshop, cuando pasa de RGB a Escala de Grises, aplica una corrección de tono basada en la sensibilidad espectral del ojo. Esta corrección modifica los tonos iniciales de la escala, con lo que las cifras indicadas y los tonos resultantes no coinciden. En general, es una corrección que afecta al contraste de los tonos medios. En ImageJ se puede hacer el cambio de modo RGB a Grayscale sin modificaciones relacionadas con la percepción visual que modifique los valores inicialmente adjudicados a cada parche de gris. Si me mandas un mensaje al Contacto del blog, te puedo mandar un JPEG con el test. Debe evitarse especialmente la aplicación de gestión de color al test, pues ello modificaría los valores de gris de los parches. Si se duda sobre si una determinada operación ha podido modificar el archivo, basta con comprobar después del cambio y con la ventana Info que no se han modificado los valores de gris en relación a las cifras que incorpora el propio test.
Oueehh!!!! Wow!!! Bieeeennn!!!!
Come’on!!!!