¿Necesitas una excusa para comprar un iPad? ¿Lo quieres porque sí, porque lo quieres y ya está, pero necesitas una excusa? Contesta primero a una pregunta: ¿Te ves a menudo obligado a editar tus imágenes en un portátil?, ¿sí?, pues ya tienes excusa. La edición de imágenes en un portátil, aunque útil cuando se está fuera del estudio o lugar de trabajo, tiene algunos inconvenientes difíciles de superar. En mi opinión hay dos especialmente molestos.
El primero, que la mayoría de pantallas de portátil, incluyendo los high end de la familia MacBook, son demasiado sensibles a la relación de orientación entre el observador y el plano de la pantalla. El contraste de la imagen cambia completamente según el ángulo con que se observa la pantalla. Aunque existen sistemas de calibrado (Figura 1) de la inclinación ideal de la pantalla en relación a la posición de los ojos del observador, ello implica que para cada movimiento del operador en la silla para relajarse, desperezarse o simplemente por comodidad, se debe (o debería) rectificar la inclinación de la pantalla de forma acorde con la nueva posición. En caso contrario se corre el riesgo de que una vez editado un buen número de imágenes, nos demos cuenta que el contraste y valor tonal que les hemos asignado es o demasiado claro o demasiado oscuro.
Figura 1. Fondo de escritorio para calibrar la inclinación de la pantalla de un ordenador portátil. (Hacer click en la imagen para ver una versión a la resolución nativa de la pantalla de 15″ del MacBook Pro).
En la Figura 1 se muestra el sistema de calibrado que utilizo en mi MacBook Pro de 15″ para determinar la inclinación de la pantalla en relación a mi posición. Cuando la fila de texto central tiende a desaparecer confundiéndose con el fondo, la pantalla está en la inclinación correcta para la posición del observador. El sistema funciona razonablemente bien y los resultados de edición de imagen adquieren consistencia a través del tiempo. De todas formas, exige ser escrupuloso con el cambio de inclinación cada vez que se cambie de posición. Nada mejor que una segunda pantalla de calidad que permita cambios del ángulo de observación de al menos 45º derecha-izquierda y arriba-abajo. Pero cuando se está con el portátil en una habitación de hotel, en una silla incómoda, frente a una mesita de cara a la pared y después de una larga jornada de trabajo es mejor el calibrador de inclinación que nada.
El segundo gran problema que para mi presenta la edición de imágenes en un portátil es el tamaño de la pantalla. No sólo para observar la imagen entera a un tamaño razonable sino sobre todo, para ubicar simultáneamente imagen o imágenes y paletas. Usando el mínimo indispensable de ventanas, en mi caso, Canales, Capas, Ajustes, Máscaras e Info además de las herramientas básicas y la versión sin expandir de Historia, Acciones e Histograma, el espacio disponible para ver la imagen es limitado.
El problema del contraste es grave en según que tipo de imágenes y aunque tengamos tiempo después para ello, es laborioso y pesado “rectificar” contrastes de la edición realizada una vez disponemos de la pantalla de calidad. La cuestión del espacio sólo es molesta pero hay que tener en cuenta que trabajar en un entorno que no resulta cómodo acaba perjudicando, por simple cansancio, nuestro criterio y por lo tanto, el resultado de nuestro trabajo. Una posible solución a ambos problemas es adquirir el iPad y bajarse de iTunes la aplicación Air Display por 7,99€. Esta aplicación permite compartir la pantalla del iPad como segunda pantalla del ordenador. Ordenador y tablet deben compartir la misma wi-fi y si no se dispone de red inalámbrica en el entorno, la aplicación puede simular una ex-profeso.
En relación con lo comentado anteriormente sobre la edición de imágenes, el sistema aporta algunas ventajas. En primer lugar disponemos de más espacio para por ejemplo, tener la ventana de imagen en el ordenador y las paletas de herramientas en el iPad, como suele hacerse cuando se conecta el portátil a una pantalla accesoria de mayor calidad. Si vamos un paso más allá y lo hacemos al revés, las paletas en el portátil y la imagen en el iPad, descubriremos que la pantalla del iPad no es tan sensible a los cambios del ángulo de observación. La podemos colocar plana sobre la mesa al lado del portátil o mejor en posición de atril plegando de forma adecuada la Smart Cover del iPad. Sin datos experimentales que lo confirmen, mi experiencia es de que el ángulo disponible a ambos lados y arriba y abajo es de casi 45º, más que suficiente dado el tamaño de la pantalla. Mi conocimiento sobre la cuestión se limita al iPad2, pero con el New iPad y su pantalla Retina Display de alta resolución las cosas deben sin duda mejorar.
El software permite que el iPad se encuentre tanto en posición vertical como horizontal y conserva las propiedades de pantalla táctil, de modo que se puede utilizar un soft pen o el dedo para mover ventadas, paletas, capas de Photoshop, etc. Mediante el panel de Preferencias del Sistema se puede, como con cualquier pantalla secundaria, escoger cual es la pantalla principal con el menú de cabecera, si el iPad se coloca a la derecha o a la izquierda del portátil o activar también la opción de pantallas duplicadas. Esta última opción es muy interesante para presentar trabajos a clientes aunque no los tengamos cargados en el iPad. Si el tablet lo usamos para el cliente, no corremos el riesgo de oír la tan temida frase de “¿Hummm…, no está un poco oscura?”. Pocos son los que entienden que el ángulo de observación es de vital importancia para visualizar correctamente las imágenes.
Ah!, lo olvidaba. Aunque sólo sea por una vez, los usuarios de Windows también pueden disfrutar de esta aplicación. En época de vuelta al trabajo después de las vacaciones es bueno hacerse un regalo y si se tiene excusa, tanto mejor. Aunque sólo sea para soportar mejor los telediarios y sus noticias diarias sobre la evolución de la crisis/estafa.
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